Andando y andando…
El tamborilero llegó a casa y se encontró con su hija Vanesa que tenía un baile de fin de curso y no sabía bailar.
Vanesa le contó el problema a su padre y a éste pensando un poco se le ocurrió que él podía tocar en la fiesta de su hija puesto que aquella viejecita le dijo que si tocaba el tambor todo el mundo se pondría a bailar y no pararía hasta que dejase de tocar.
-Ya sé.-le dijo el tamborilero a su hija.
- ¿Qué vas a hacer papá?-le dijo la niña.
-Pues voy a tocar en tu fiesta y así bailarás durante todo el tiempo que yo esté tocando.
-¿Pero cómo es posible?
-Ya lo verás, tú sólo ponte guapa y yo me encargaré de todo lo demás.
El baile salió genial y Vanesa estaba preciosa; todos los chicos querían bailar con ella.
Su padre estaba muy orgulloso.
Hola Aroa soy Miguel tuvistes un fallo cuándo Vanessa no sabía bailar y cuándo sabía. Lo demás está todo bien.
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