Era una sudadera de color rojo y en el colegio la llamaban la Sudadera loca por su aspecto. Tenía una manga más larga que la otra, el cuello era ancho, el elástico estaba desgastado y por abajo, descosida. Vivía en una casa con sus padres y no la dejaban nunca, antes de dormir, mirar sus mensajes del watshap y tuenti.
Para que no la vieran conectarse decidió vivir en su armario. Era grande, de color blanco, con puertas correderas, una cajonera, con perchas de plástico de diferentes colores y alguna que otra de metal.
Sus padres descubrieron su escondrijo, y le dijeron que como volviera a encerrarse en el armario no tendría móvil y se asustó tanto que no volvió a entrar en el armario.
Desde entonces, como también estaba harta de que la insultaran en la escuela, decidió ir a la tintorería a repararse, y quedarse mejor.
Los padres, como vieron que estaba cambiando y mejorando, decidieron dejarla mirar los mensajes antes de irse a dormir y todos quedaron más contentos de lo que eran antes.
Que tiemblen Edgar Allan Poe, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges... pues ya están aquí los "relatistas" del futuro.
Desde un rincón de Vallecas, derrochando creatividad mientras buscan su estilo, tengo a bien presentarles estas pequeñas joyas literarias. ¿Quién sabe si será el comienzo de algún gran escritor?
Mientras salimos de dudas estos jóvenes "cuentistas" continuarán sacándole punta al lápiz.
Desde un rincón de Vallecas, derrochando creatividad mientras buscan su estilo, tengo a bien presentarles estas pequeñas joyas literarias. ¿Quién sabe si será el comienzo de algún gran escritor?
Mientras salimos de dudas estos jóvenes "cuentistas" continuarán sacándole punta al lápiz.
Bonito final.
ResponderEliminarGracias, el resto está bien?
EliminarTu relatos son muy interesante soy aijada Laura.
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