Érase una vez, en Japón un señor feudal algo antipático y malvado, le gustaba maltratar a la gente por ser el más poderoso del lugar. Pasado el tiempo, un siglo más tarde unos niños tenían aparatos para ir a cualquier parte del pasado. Se enteraron de lo que hacía y decidieron ir a salvar a la gente maltratada. Poco después así fue, pero el señor feudal por un accidente se cayó al túnel del tiempo que tenían los niños y avanzó en el tiempo un siglo.
Cuándo llegó todo le parecía raro; casas muy modernas, tecnología muy avanzada… por ello tuvo problemas con la gente y estaba triste. Se quedó en un parque sentado y desanimado mientras los niños lo estaban buscaban para llevárselo a su época. Un niño lo encontró en el parque y se lo llevó a su casa humilde y pobre.
El niño y el padre cenaron con el señor feudal. Al día siguiente ya trabajaba en las obras del padre y se dio cuenta de que los pobres tienen la misma dignidad que los ricos. Cuando llegó la noche los mismos niños que habían facilitado su viaje, lo encontraron y se lo llevaron a su época, un siglo atrás. A partir de entonces su carácter cambió y se volvió más cercano y humilde con toda su gente y el comportamiento hacia sus súbditos cambió haciendo que estos fueran más felices.
Que tiemblen Edgar Allan Poe, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges... pues ya están aquí los "relatistas" del futuro.
Desde un rincón de Vallecas, derrochando creatividad mientras buscan su estilo, tengo a bien presentarles estas pequeñas joyas literarias. ¿Quién sabe si será el comienzo de algún gran escritor?
Mientras salimos de dudas estos jóvenes "cuentistas" continuarán sacándole punta al lápiz.
Desde un rincón de Vallecas, derrochando creatividad mientras buscan su estilo, tengo a bien presentarles estas pequeñas joyas literarias. ¿Quién sabe si será el comienzo de algún gran escritor?
Mientras salimos de dudas estos jóvenes "cuentistas" continuarán sacándole punta al lápiz.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿QUÉ TE HA PARECIDO?