Dos amigos que entre ellos no podían vivir, discutieron y dejaron de ser amigos. Los padres les dijeron que fueran al puente de la amistad. Si tenían buena amistad, el puente no se rompería, pero si no tenían buena amistad, el puente se derrumbaría.
Los padres dijeron a los niños que tenían que descubrir lo que era la verdadera amistad y encontrar la confianza sincera. Los niños les preguntaron cómo se hacía eso, y los padres contestaron que dependía de ellos. Los niños no lo entendieron y fueron a preguntárselo a los druidas y los elfos más sabios de la aldea.
Más tarde, decidieron cruzar el puente. Nada más cruzarlo, se rompió. Justo enfrente de ellos se encontraba un bosque mitológico.
Juntos sobrevivieron ayudándose mutuamente.
Un día descubrieron que no lo hacían por interés, lo hacían por amistad y amor. Después, encontraron a un grifo herido. Le ayudaron y cuidaron hasta que se recuperó. El grifo les dijo que pidieran lo que quisieran. Los niños le dijeron que si les llevaba otra vez a la aldea, y el grifo aceptó.
Al final volvieron a ser amigos.
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