No llegaba al suelo, la moto era tan alta que tenía que buscar un bordillo para arrancar y frenar, pero en esa moto era la niña más feliz del mundo.
Lo que más le gustaba era ir a un circuito donde sólo montaban los mayores y claro ella era pequeña y nunca podía usarlo tenía siempre que esperar a que los mayores se marcharan.
Empezó a aprender los saltos y a caerse de la moto. Cada día las caídas eran más serias porque Clara cada día apretaba más.
Entre su afición y su coraje fue aprendiendo que estaba metida en un mundo de chicos y no era aceptada. Clara no quería ser un chico, ella estaba contenta y convencida con ella misma sus ideas eran muy claras y sabía lo que quería.
Aquel día de verano, llegó a su casa muy tocada, porque por ser chica y pequeña no la dejaron usar el circuito, tenía tal enfado que esa noche no cenó.
Habló con sus padres y les contó cómo se sentía. Sus padres la entendían y sabían lo que la moto significaba para ella. La animaron para que al día siguiente volviera al circuito con su moto, pero esta vez no se tenía que quitar el casco y decir que se llamaba Óscar.
Ese día fue otro más en aquel circuito y disfrutó mucho, pero no era ella.
Se preparaba un concurso de saltos de MotoCross justo lo que mejor se le daba a Clara. Eso era lo que más ilusión hacía, pero seguramente no la dejarían participar por ser chica, pero ella lo iba a intentar . Entrenó todos los días los saltos, las frenadas, las caídas todo eso lo tenía controlado.
Ya tenía 11 años y su moto azul se le quedaba pequeña. Siempre que Clara entrenaba, estaba su padre con ella, le enseñaba, le corregía , repara la moto él sabía que su hija valía para el MotoCross .
Dos meses antes del concurso sus padres regalaron a Clara otra moto más grande y roja, aquella sí que era una moto importante era una Kawasaki. Ahora Clara sabía que podía ganar.
Llego el “GRAN DIA” Clara limpió sus botas, su casco, su esqueleto, sus guantes y sus gafas. Todo lo dejo preparado. Su moto estaba preparada y lista, su familia estaba con ella y todos sabían que Clara podía hacerlo.
Cuando llegaron a la mesa de inscripción a Clara le temblaban las piernas y las manos. De repente su padre dijo Óscar, se llama Óscar y tiene 11 años.
Clara y su Kawa estaban preparadas. Óscar empezó su recorrido. Todo iba bien pero en el salto más fácil Clara cayó al suelo, la penalizaron pero hasta dos fallos podía. Se relajó y pensó que lo que hacía era porque le gustaba y se le daba muy bien. Los nervios no le podían fallar ahora.
Miró a sus padres, cogió confianza. Empezó de nuevo su recorrido.
Perfecto, sin fallos, sin caídas y en menos tiempo de lo permitido. Estaba feliz y orgullosa, el público le aplaudía sin parar. Por primera vez Clara se sintió feliz y a gusto.
Cuando Clara subió al pódium su madre le dijo que se quitara el casco y que sonriera como nunca y así lo hizo. La gente aplaudía todavía más al ver que era una chica y tan valiente.
Clara dio una lección a más de uno y sobre todo a aquellos que un día le dieron de lado por ser una chica. Demostró que todos podemos hacer lo que nos gusta. Se ganó el respeto de todos porque ella nunca perdió el respeto a nadie esperando su turno, cuando ella podía haber sido la NÚMERO 1.
Me ha gustado mucho. Por lo que sé de ella creo que es más o menos una biografía y da valores que son fundamentales para las personas. Nacho
ResponderEliminarEhnhorabuena por haber ganado Silvia, felicidades.
ResponderEliminarHola Silvia me a gustado mucho tu relato y felicidades por haber ganado chao chao.
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