EL RATONCITO PÉREZ

Érase una vez un ratoncito que se llamaba Pérez y que tenía muchos dientes. Se hizo rico porque junto con un compañero vendió los dientes. Siempre iban los dos juntos. Uno se esperaba debajo de la casa y el otro cogía los dientes de los niños y así los vendía.

Se hicieron tan ricos que no sabían como gastarse el dinero y llamaron a sus madres y le dijeron: “mamá, mamá no sé qué hacer con todo este dinero”.

Las madres le dijeron que lo repartieran con sus amigos. Y el Ratoncito Perez dijo que no le apetecía pues sus amigos no le daban dinero ni chuches.

Al final, tras la insistencia de la madre cedió, y dirigiéndose a sus amigos les dijo que les daría chuches. Tras ello les propuso que fueran a jugar al laberinto: “yo ligo y vosotros os escondéis y si pillo os la ligáis conmigo”.

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