Un día iba por la calle y… ¡me encontré a Papa Noel en una chimenea! estaba atrapado y me dijo si le podía salvar. Entonces se me ocurrió una idea fantástica. Al cabo de un rato lo saqué: “por fin iba dar cuerpo a esa idea”.
Lo llevé a mi casa, lo senté en el sofá viendo la tele y a continuación en el portal puse un cartel en el que ponía: “¿Queréis ver a Papa Noel? ¡Pues sólo tenéis que pasar!”.
Lo coloqué una silla en mi habitación y ahí se sentó. Cuando vinieron las primeras personas les dije que tenían que pagar 3.000 euros cada uno. Decían que no ponía nada en el cartel de fuera. Yo, ni corto ni perezoso, les dije que entonces no podían pasar. Ellos dijeron que no tenían tanto dinero, pero que querían ver a Papá Noel. Fui firme y no les deje pasar y se fueron muy enfadados hacia su casa. A continuación vinieron otros para ver a Papá Noel y les comenté lo mismo. Todos se fueron y se enfadaron conmigo. Para arreglarlo, fui corriendo hacia ellos y les dije que el dinero era para que Papá Noel pudiera comprar regalos para los niños y hacerlos felices. Y al final pagaron.
Que tiemblen Edgar Allan Poe, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges... pues ya están aquí los "relatistas" del futuro.
Desde un rincón de Vallecas, derrochando creatividad mientras buscan su estilo, tengo a bien presentarles estas pequeñas joyas literarias. ¿Quién sabe si será el comienzo de algún gran escritor?
Mientras salimos de dudas estos jóvenes "cuentistas" continuarán sacándole punta al lápiz.
Desde un rincón de Vallecas, derrochando creatividad mientras buscan su estilo, tengo a bien presentarles estas pequeñas joyas literarias. ¿Quién sabe si será el comienzo de algún gran escritor?
Mientras salimos de dudas estos jóvenes "cuentistas" continuarán sacándole punta al lápiz.
Ha estado muy bien esta historia.Edwin
ResponderEliminarMuy bueno Julia. Nicole
ResponderEliminarYa no me acordaba casi de que hice este cuento. Julia.
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