Érase una vez un gato que se llamaba Willy, una tarde sus dueños le dejaron encerrado en la terraza de un hotel abandonado.
El gato se alimentaba de ratones que encontraba corriendo en la terraza. Pasados millones de años el gato creció, creció y creció hasta llegar a ser tan grande como el hotel.
El gato se escondía de los demás cada vez que miraban el hotel. Cuando tenía hambre, cosa que sucedía muchas noches, se iba a las carnicerías y se ponía las botas.
Por las mañanas los carniceros llamaban a la policía porque no había comida.
Los perreros fueron al hotel creyéndose que era un perro y de repente el gato se los comió.
Fueron a por el gato veintisiete coches de policía, se lo llevaron y le dejaron encerrado para siempre.
Que tiemblen Edgar Allan Poe, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges... pues ya están aquí los "relatistas" del futuro.
Desde un rincón de Vallecas, derrochando creatividad mientras buscan su estilo, tengo a bien presentarles estas pequeñas joyas literarias. ¿Quién sabe si será el comienzo de algún gran escritor?
Mientras salimos de dudas estos jóvenes "cuentistas" continuarán sacándole punta al lápiz.
Desde un rincón de Vallecas, derrochando creatividad mientras buscan su estilo, tengo a bien presentarles estas pequeñas joyas literarias. ¿Quién sabe si será el comienzo de algún gran escritor?
Mientras salimos de dudas estos jóvenes "cuentistas" continuarán sacándole punta al lápiz.
Me ha aparecido una historia fascinante.Me ha dado mucha pena el gato.
ResponderEliminarDE:SOUAD
Es verdad que es una historia increíble pero que al mismo tiempo da pena por el gato. Nicole
ResponderEliminarTu aijado Iván dice que tienes muy vuena imajinacion.
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