Un día que salí de la piscina, me di cuenta que era de chocolate. Pensé que podía comerme a mí misma: me fui al congelador y metí la mano para hacerme un polo. Cuando estuvo bien frío me lo comí con nata y fresas; luego me derretí los pies para hacerme chocolate caliente; más tarde me apeteció un refresco con hielo y, ni corta ni perezosa, me derretí las piernas y el tronco, lo metí en el congelador un rato, salió de éste para meterse en la batidora, le puse cubitos de hielo y me lo bebí… cuando sólo me quedó la cabeza , un niño que pasaba por allí la cogió y se la comió.
Afortunadamente, otro niño con poderes, por arte de magia me devolvió la cabeza. Luego, enamorado de la dulce testa, él mismo se convirtió en niño de chocolate y cuando fueron mayores se casaron, vivieron felices y comieron perdices.
Que tiemblen Edgar Allan Poe, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges... pues ya están aquí los "relatistas" del futuro.
Desde un rincón de Vallecas, derrochando creatividad mientras buscan su estilo, tengo a bien presentarles estas pequeñas joyas literarias. ¿Quién sabe si será el comienzo de algún gran escritor?
Mientras salimos de dudas estos jóvenes "cuentistas" continuarán sacándole punta al lápiz.
Desde un rincón de Vallecas, derrochando creatividad mientras buscan su estilo, tengo a bien presentarles estas pequeñas joyas literarias. ¿Quién sabe si será el comienzo de algún gran escritor?
Mientras salimos de dudas estos jóvenes "cuentistas" continuarán sacándole punta al lápiz.
jueves, 20 de septiembre de 2012
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