Que tiemblen Edgar Allan Poe, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges... pues ya están aquí los "relatistas" del futuro.

Desde un rincón de Vallecas, derrochando creatividad mientras buscan su estilo, tengo a bien presentarles estas pequeñas joyas literarias. ¿Quién sabe si será el comienzo de algún gran escritor?

Mientras salimos de dudas estos jóvenes "cuentistas" continuarán sacándole punta al lápiz.

viernes, 23 de mayo de 2014

PINOCHO ESTÁ EN LA GALAXIA (3º CLASIFICADO DEL CONCURSO DE QUINTO)

En una galaxia muy, muy, muy lejana, vivía el fantástico carpintero galáctico Gepeto; mi padre. Como tenía tantísimo trabajo de todos los rincones de la galaxia, no había tenido tiempo de casarse y se sentía muy solo, por eso decidió crearme a mí.

Como necesitaba ir al colegio, mi galáctico padre Gepeto, vendió su abrigo de 100 euros para poderme comprar los libros. Tras ello, camino de la escuela, me encontré con el planeta de los teatros y no me lo pensé dos veces; entré. Como la música era muy divertida me puse a bailar con los muñecos que estaban sobre el escenario pero, de pronto, me dí cuenta que esos muñecos no tenían vida. Eso sí, recuerdo que el hada azul me dio vida y desde entonces no era como ellos; me movía sin hilos. El dueño del local me dio unas monedas para agradecerme que
bailase tan bien, ¡Y SIN HILOS! Cuando ya me iba, se acercaron Blancanieves, Cenicienta, la Lechera, Juan Sin Miedo y el Sastrecillo Valiente y me preguntaron:

- ¿Cómo bailas sin hilos?

- Porque el hada azul me ha dado vida.- les respondí.

Todos me miraron y me dijeron a la vez - ¡El hada azul te ha concedido un deseo!, pero si solo concede deseos a personas buenas.

- Mi padre es el carpintero galáctico más bueno de todo el universo.- les respondí.

- ¡AH AH! ¿Tu padre es Gepeto? Es el más bueno del mundo!- me respondieron a coro.

Me fui del planeta de los teatros muy contento porque había descubierto que todo el mundo conocía a mi padre.

Otro día, mientras iba al colegio… ¡ME ENCONTRÉ CON ZORRO TRAMPOSO Y GATO MENTIROSO!

- Conocemos un sitio donde plantan monedas y crecen como árboles- me dijeron los muy pillos.

En esos momentos me sentía muy emocionado y les dije que me llevasen hasta ahí y así fue.

Cuando llegamos, no estábamos en ningún planeta; ¡ESTABAMOS EN EL SOL! Hacía mucho calor, no podía más, y… de pronto, me tiraron al suelo para que me quemase, me robaron mis monedas. Estaba muy triste, no pude aguantar las lágrimas, Y empecé a llorar. Sin esperármelo el Hada Azul apareció y me dijo:

- ¿Dónde has perdido las monedas?

- Las he perdido en el planeta de pelotas.

Me empezó a crecer la nariz. El Hada Azul dijo:

- Si dices mentiras, te crecerá la nariz, por esta vez te perdonaré y te sacaré del Sol.

Y en un abrir y cerrar de ojos me encontraba en la plaza (que es el centro de la galaxia).

Iba por el centro de la plaza, cuando me topé con unos niños que me dijeron:

- Pinocho, Pinochin, vente con nosotros al planeta de la diversión. Me dijeron cantando. Me convencieron y me fui con ellos.

Mi padre Gepeto fue a buscarme, porque como no llegaba a casa, se empezó a preocupar. Y… en un abrir y cerrar de ojos, Gepeto está dentro de un videojuego.

Desde lejos vi a mi padre y fui corriendo para salvarle. Cuando llegué no se me ocurría como entrar en el videojuego; avancé cinco pasos y de repente entré en el videojuego, donde me encontré con mi padre y fui a darle un beso y un abrazo.

- Pinocho, ¿cómo vamos a salir del videojuego?

- No lo sé, creo que tenemos que ganar el videojuego-Respondí.

- Hijo tengo un plan, sígueme.

Gepeto y yo comenzamos a jugar en el videojuego: aparecieron los monstruos del la partida. Nos encontramos con unas espadas que estaban en el suelo, las cogimos y empezamos a matar a los monstruos. Nos encontrábamos en el último nivel y lo único que teníamos que hacer era contestar a una pregunta que decía así:



- ¿Cuánto es 34x89?

- Pinocho tú te los sabes; has ido al colegio.

- Es que, yo no he ido al colegio, he ido a todos los lugares menos allí.

- Pinocho para algo te compré los libros; ahora nos quedaremos aquí para siempre.

- Papá tú puedes contestarla, tú has ido al colegio, ¿verdad?

- Bueno, la verdad es que yo también me escapaba del colegio como tú.

- Papá, ¿ahora cómo saldremos de aquí?

De pronto, apareció Cenicienta y dijo:

- Pinocho yo te ayudaré, pero me tienes que prometer que te portarás mejor de aquí en adelante.

- Vale, pero dime la respuesta.

- La respuesta es 2226.

- Muchas gracias Cenicienta.

Cenicienta desapareció y Gepeto y yo respondimos a la respuesta y salimos del juego. Fuera descubrimos que los niños habían descubierto el videojuego y empezaron a jugar como locos. Al día siguiente, los padres de todos los niños vinieron junto a nosotros muy enfadados:

- ¿Dónde están nuestros hijos?- Dijeron llorando.

- Pues…. Vuestros hijos, están en un videojuego.

- Los profesores han llamado y han dicho que nuestros hijos no han ido al colegio.

- Tranquilos, vuestros hijos no podrán responder a la última pregunta.

- ¿Y por qué no?

- Porque es de matemáticas y si no han estudiado será imposible que la resuelvan.

- Vale, ¿cuándo crees que saldrán nuestros hijos?

- La última vez que fui, tenían tres vidas.

- Vale, pues no vendrán muy tarde entonces.

Todos se fueron satisfechos. Al día siguiente los hijos habían vuelto a sus casas porque no se sabían la respuesta y se les habían agotado las vidas.

Desde entonces, los demás niños y yo, prometimos ir al colegio y fue así como nos convertimos en los mejores alumnos, hijos y amigos del universo.

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