- Mario, mira esas fresas de ahí. Se ven riquísimas. Tomemos esas.- se lo dijo a Andrés.
-Es cierto. Esas se ven riquísimas y están en muy buen estado. Coge unas cuantas.- dijo su amigo.
Mientras recogían las fresas Mario escuchó una voz que lo llamaba. Curiosamente venía de una fresa, inmediatamente fue a recogerla.
-Andrés, ven a ver esta fresa.
-No llames a tu amigo.- dijo la fresa.
Mario muy sorprendido dijo -¿Me acaba de hablar una fresa?
- ¿Qué quieres Mario?- preguntó Andrés.
-Nada, nada olvídalo.
-Soy una fresa que cumple deseos.- añadió la fruta.
-¿Cómo que cumples deseos?- se sorprendió Mario.
Al ver que Mario estaba es shock por la impresión la fresa le dijo - intenta tranquilizarle.
Después de un tiempo Mario logró tranquilizarse.
-¿Cumples deseos?- preguntó Mario.
-Efectivamente.- afirmó la fresa.
Mario, se propuso pedir un deseo.
-Deseo que mi cesta este llena de fresas muy ricas.
Y en un instante la cesta de Mario estaba llena de fresas muy ricas y con muy buen aspecto, tanto que daban ganas de comérselas todas de una vez.
-Ya es hora de irnos. Guao donde conseguiste tantas fresas y en tan buen estado. Se ven riquísimas - dijo Andrés sorprendido.
-Por un deseo de la fresa mágica.- respondiendo a Mario.
-Ajajá, bueno dímelo de una vez. – Dijo Mario seriamente.
- Es verdad, la fresa me concedió el deseo-tratando de convencer a Andrés.
-Bueno sino me lo quieres decir, no hace falta mentir. Vámonos a casa ya- dijo Mario disgustado.

Al regresar a casa Mario le contó todo lo ocurrido a su mamá.
-Tienes mucha imaginación.-dijo la mamá de Mario, con una gran sonrisa en la boca.
-Es verdad, te lo demostraré. Deseo que los platos se limpien.-dijo Mario muy convencido.
Y en un instante los platos estaban brillando como el sol en la mañana o como las estrellas en la noche.
-Lo ves, no te mentía. Mira como brillan los platos, ¿ahora me crees? – preguntó mirando fijamente a su madre.
-Si hijo ahora te creo. Lamento no haberte creído-disculpándose.
La mamá de Mario le quitó la fresa a este y se lo contó a todo el pueblo. Nadie le creyó al principio, pero ella les mostró el poder de la fresa mágica pidiendo el deseo de un coche nuevo.
A causa de eso todos comenzaron a pedir deseos y todo se volvió un caos. Las calles estaban llenas de deseos bobos.
Al ver lo que ocurría, Mario se decidió a hacer algo extremo, que jamás pensó que debería hacer, pero visto lo visto tenía que destruir la fresa.
-Fresa lo lamento pero todo esto es un caos tendré que hacer algo -dijo Mario tristemente.
Mario se comió la fresa y todo volvió a la normalidad.
Con el paso del tiempo todos olvidaron a la fresa y jamás se volvió a nombrar. Aunque Mario creía que algún día volvería a crecer en aquella huerta donde comenzó la aventura más grande jamás vivida.
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