Hola, me llamo Pedro.
Yo era muy bromista, hacía bromas pesadas al pueblo. Una vez se me ocurrió una gran broma. Me encontré con una niña en mi rebaño preguntado: “¿sabes dónde esta mi casa?” Y yo dije “No lo sé”, y encontró su casa y a su familia. Yo pensé que ahora podía hacer la gran broma.
Me preparé: hice la cola de lobo y también el cuerpo, lo llevé afuera e hice la prueba con un niño y funcionó. Después estaba cansado y me dormí y me despertó mi oveja, estaban todas y listas para la broma.
Grité: “¡Socorro, socorro, el lobo se quiere comer a mis ovejas, socorro!”.
Los campesinos vinieron con antorchas y tridentes, cuando llegaron, les dije: “Es una broma.” Yo me reí muy fuerte y los campesinos se enfadaron. Estuve muy cansado, y me dormí en la hierba y cuando desperté le vi. Era el lobo comiéndose a mis ovejas y grité: “¡socorro, socorro, el lobo se quiere comer a mis ovejas, socorro!” Pero los campesinos no se lo creyeron. Un niño vio al lobo y dijo: “El lobo está en el rebaño de Pedro”. Todos fueron al rebaño muy rápido, pero fue demasiado tarde, un campesino me dijo a mí: “Creo que has aprendido la lección, nunca gastes bromas porque nadie te cree, como ahora. Nosotros nos enfadamos cuando nos molestas mucho.”
Yo muy arrepentido pedí disculpas y me perdonaron. Los campesinos me dieron una oveja cada uno y todo el pueblo y también yo, fuimos felices para siempre pero como yo me sentía culpable, quería hacerles un regalo y les dije: “Voy a haceros una fiesta, será en el bosque del cuento Juan sin miedo”.
Organicé los preparativos e hice la decoración. Me sentí feliz, pero una oveja se escapó y estaba en peligro, la rescate y los campesinos me vieron salvar al cordero. Me sentí bien cuando salvé al cordero.
Fueron las 12 del mediodía, y los campesinos me dieron las gracias por invitarles, pero mis ovejas desaparecieron. Me sentía triste y les pedí ayuda.
Llegó la 1:30 y encontramos todas mis ovejas, después todos los campesinos se fueron. Al día siguiente un nuevo Pedro llegó al pueblo, me convertí en un ciudadano amable y simpático.
Todos se pusieron muy felices y después de varios días todo el pueblo se aburría, porque yo era muy bromista y echaban de menos mis bromas. Yo pensé y dije: “Lo de cambiar era una broma, pringaos, ¡he vuelto!” Y todos pusieron una cara feliz y dijeron: “¿Qué tal si nos inventamos un día en el que se puedan gastar bromas? Se llamará Día de los Inocentes.” Todos dijeron. “¡Si, si, si!. ¿Cuándo será? ¿En qué fecha?“ Vino una niña con una caperuza roja y dijo: “¿Sabéis donde está la casa de la abuelita?” Yo dije que si y le ayude a buscar el camino a seguir y yo le pregunté: “¿Qué fecha te parece bien para hacer una fiesta?” la niña le contestó,”Pues el 30 de marzo que es mi cumpleaños”. Y la niña se fue.
Yo se lo dije al pueblo y todos dijeron que si.
Y el 30 de marzo fue el Día de los Inocentes.
Colorín colorado este cuento se ha acabado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿QUÉ TE HA PARECIDO?