Que tiemblen Edgar Allan Poe, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges... pues ya están aquí los "relatistas" del futuro.

Desde un rincón de Vallecas, derrochando creatividad mientras buscan su estilo, tengo a bien presentarles estas pequeñas joyas literarias. ¿Quién sabe si será el comienzo de algún gran escritor?

Mientras salimos de dudas estos jóvenes "cuentistas" continuarán sacándole punta al lápiz.

miércoles, 18 de junio de 2014

LA LECHERA Y EL LOBO

            Hace unos días, estaba paseando por la ciudad con un cubito de leche. Iba soñando con una granja llena de gallinas, y se me iban ocurriendo mejores vidas. ¿Me pondrán huevos? ¿Y las venderé por un buen precio? Con ese dinero que probablemente gane me compraré un vestido, con un lazo ¡Tengo una idea! Lo dejaré para la fiesta mayor y el molinero me verá tan preciosa. Hasta las mujeres tendrán envidia y el molinero me pedirá bailar y yo le diré que no para que me lo pida más veces. Moveré la cabeza diciéndole que no, que no y de repente seguro que aparecerá el lobo y se me caerá el cubo por el miedo. Entonces la tierra se teñirá del color de la leche. Yo no sabré que hacer: si irme a casa o esconderme y de repente vendrá Caperucita Roja. Pero ella se sentará en  un tronco de la calle se sacará un arma del corsé y, con la calma, seguro que apuntará bien a la cabeza y –plam- allí caerá la buena pieza. Le diré gracias y la invitaré a tomar un té y después se irá. De pronto vendrá una carroza real me invitará a la boda de Cenicienta y el príncipe; pero diré que no, porque no tendré un vestido. Dirá Cenicienta que no pasa nada, llamaré a mi hada, y me dará un vestido, unos zapatos y una carroza real. Si eso pasase, le diría que muchas gracias. De repente seguro que vendrá el molinero, me dirá que si  quiero bailar con él, le diré que sí, entonces, me iré con él. Empezaremos a oír la música del palacio y a bailar juntos. Yo estaré muy cansada por lo que nos iremos pronto.



Al día siguiente será mi cumpleaños e invitaré a todos los que estaban en la boda de CENICIENTA.

Me pondré un vestido que me compraré por una tienda de la ciudad.

El molinero me dará un anillo y me dirá si quiero casarme con él, yo le daré un beso y un abrazo. Será mi mejor regalo. Al día siguiente, si lo anterior pasase, nos casaríamos, me pondría muy contenta. De repente aparecería Pulgarcito y su familia me diría que viniese a la casa de la abuela. Tal vez todos nos iríamos corriendo.

Escucharía gritos en su casa, me iría corriendo a la casa de la  abuela y Caperucita Roja estaría atrapada. Con mi habilidad las desataría, el lobo estaría a la orilla del río. Cogería el arma y apuntaría allí. Caería la bestia feroz.

Cada uno se iría a su casa, por la mañana ya será otro día: el de mi boda. Nos casaríamos. De repente vendría la Vaca que Ríe. Estaría muy triste porque nadie querría su leche; entonces yo le diría que necesitaría su leche para hacer una mantequilla riquísima.

 Me llevaría la leche. Me iría a mi casa y me pondría a hacer la mantequilla y la invitaría.


Aquí terminaría este cuento si esto no fuera un sueño que tuve paseando por la ciudad. 

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