Caminaban en fila, porque el pasillo era estrecho, lleno de telarañas y polvo. De repente, al fondo de ese pasillo se veía una claridad extraña y brillante. Llegaron a una explanada parecía un oasis y allí estaba ella .¡La serpiente de dos cabezas! . Habían oído hablar de ella, pero creían que eran cuentos inventados. Nadia se acordó de la historia que su abuela la contaba de pequeña, y allí estaba delante de la protagonista. Se acordó que no tenían que moverse deprisa y sobre todo no chillar, y que ella no oliera el miedo. De las dos cabezas que tenía una se la podía acariciar, pero la otra la enfurecía y entonces atacaba. La historia contaba que no había salido nunca nadie con vida. Entre ellos lo echaron a suerte y tocaron la cabeza que se dejaba acariciar. Salieron de la cueva y decidieron no decir nada a nadie, para que no la hicieran daño.
De vez en cuando bajan juntos por esa escalera podrida y ya no se han vuelto a aburrir.
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