Que tiemblen Edgar Allan Poe, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges... pues ya están aquí los "relatistas" del futuro.

Desde un rincón de Vallecas, derrochando creatividad mientras buscan su estilo, tengo a bien presentarles estas pequeñas joyas literarias. ¿Quién sabe si será el comienzo de algún gran escritor?

Mientras salimos de dudas estos jóvenes "cuentistas" continuarán sacándole punta al lápiz.

viernes, 7 de marzo de 2014

EL LOBO Y LOS CABRITILLOS (HERMANOS GRIMM)

En una bonita casa del bosque vivía mamá cabra con sus siete cabritillos.

Una mañana mamá cabra le dijo a sus hijos que tenía que ir a la ciudad a comprar y de forma insistente les dijo:

- “Queridos hijitos, ya sabéis que no tenéis que abrirle la puerta a nadie. Vosotros jugad y no le abráis a nadie”.

- “¡Sí mamá. No le abriremos a nadie la puerta.”

La mamá de los cabritillos temía que el lobo la viera salir y fuera a casa a comerse a sus hijitos. Ella, preocupada, al salir por la puerta volvió a decir:

- “Hijitos, cerrar la puerta con llave y no le abráis la puerta a nadie, puede venir el lobo.”

El mayor de los cabritillos cerró la puerta con llave.

Al ratito llaman a la puerta:

- “¿Quién es?”, dijo un cabritillo.

- “Soy yo, vuestra mamá”, dijo el lobo, que intentaba imitar la voz de la mamá cabra.

- “No, no, tú no eres nuestra mamá, nuestra mamá tiene la voz fina y tú la tienes ronca.”

El lobo se marchó y fue en busca del huevero y le dijo:

- “Dame cinco huevos para que mi voz se aclare.”

El lobo tras comerse los huevos tuvo una voz más clara. De nuevo llaman a la puerta de las casa de los cabritillos.

- “¿Quién es?”.

- “Soy yo, vuestra mamá.”

- “Asoma la patita por debajo de la puerta.”

Entonces el lobo metió su oscura y peluda pata por debajo de la puerta y los cabritillos dijeron:

- “¡No, no! tú no eres nuestra mamá, nuestra mamá tiene la pata blanquita.”

El lobo enfadado pensó: “Qué listos son estos cabritillos, pero se van a enterar, voy a ir al molino a pedirle al molinero harina para poner mi para muy blanquita.”

Así lo hizo el lobo y de nuevo fue a casa de los cabritillos.

- “¿Quién es?”, dice un cabritillo.

- “Soy yo, vuestra mamá.”

- “Enseña la patita por debajo de la puerta.”

El lobo metió su pata, ahora blanquita, por debajo de la puerta y todos los cabritillos dijeron:

- “¡Sí, sí! Es nuestra mamá, abrid la puerta.”

Entonces el lobo entró en la casa y se comió a seis de los cabritillos, menos a uno, el más pequeño, que se había escondido en la cajita del reloj.

El lobo con una barriga muy gorda salió de la casa hacia el río, bebió agua y se quedó dormido al lado del río. Mientras tanto mamá cabra llegó a casa. Al ver la puerta abierta entró muy nerviosa gritando: vlcsnap-107789

- “¡Hijitos, dónde estáis! ¡ Hijitos, dónde estáis!”.

Una voz muy lejana decía:

- “¡Mamá, mamá!”.

- “¿Dónde estás, hijo mío?”.

- “Estoy aquí, en la cajita del reloj.”


La mamá cabra sacó al menor de sus hijos de la cajita del reloj, y el cabritillo le contó que el lobo había venido y se había comido a sus seis hermanitos. La mamá cabra le dijo a su hijito que cogiera tijeras, hilo y una aguja, y juntos salieron a buscar al lobo. Le encontraron durmiendo profundamente. La mamá cabra abrió la barriga del lobo, sacó a sus hijitos, la llenó de piedras, luego la cosió y todos se fueron contentos. Al rato el lobo se despertó:



- “¡Oh¡ ¡Qué sed me ha dado comerme a estos cabritillos!”.

Se arrastró por la tierra para acercarse al río a beber agua, pero al intentar beber, cayó al río y se ahogó, pues no podía moverse, ya que su barriga estaba llena de muchas y pesadas piedras. Al legar a casa, la mamá regañó a los cabritillos diciéndoles que no debieron desobedecerla, pues mira lo que había pasado.

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