
Este hombre vivía con su mujer y sus hijos, los cuales querían mucho a Luna. Luna cuando cumplió un año, siguió siendo revoltosa y juguetona. No se paraba ni un momento, se subía a los sillones, dormía en las camas con los niños y se creía una humana más.
Pero la paciencia del padre se agotó cuando llegó del trabajo y se levantó y se encontró a Luna comiéndose su comida. El padre lleno de cólera, cogió a la perra, cuando nadie estaba atento, se la llevó y la dejó en una perrera. Allí es donde se dio cuenta que no es una humana pero ya era tarde
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