Érase una vez una familia que se llamaba Algarabía y vivían en un pequeño pueblecito perdido en medio de los campos.
Cuando era muy de noche, la familia Algarabía se fueron a dormir. Vino un fantasma porque ahí había muerto un señor. La familia Algarabía se levantaron todos: la madre, el padre, la hija mayor y los gemelos.
Al día siguiente le familia se levantó asustada y se preguntaron los unos a otros que había pasado por la noche. Se pusieron a recordar todo lo que paso por la noche. Los gemelos se asustaron mucho y se escondieron debajo de la cama. La hija mayor se fue con una linterna para ver lo que pasaba. El padre cogió otra linterna. Se fueron los dos averiguar y dijeron “alguien está aquí”. Fueron al jardín donde estaba el gato y el perro. Desapareció el perro y el gato estaba durmiendo tranquilamente sin darse cuenta del desaparecido. El gato aulló, le escucharon y fueron corriendo a ver donde estaba. Le encontraron en una casa encantada.
Ese día era la Navidad y descubrieron que todo era una broma y la familia Algarabía se la había creído.
La familia algarabía celebraron una fiesta con todos los vecinos del pueblito. Los gemelos se divirtieron mucho porque eran muy juguetones. El perro y el gato se pusieron a jugar, acorrer y a maullar los dos y entre risas y juegos se olvidó el susto.
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