Pero en las tiendas me extraño que no hubiera uvas. Fuimos a varia pero en ningún lado las encontramos. Todas estaban cerradas. Si eso no fuera poco, cuando llegamos a casa, las gambas que teníamos en el congelador ya no estaban, los garrones pequeños habían desaparecido también y las sillas estaban todas rotas por los suelos.
Cogimos el coche y fuimos a la comisaría. Una vez allí nos dimos cuenta de que no había ningún policía. De las escaleras bajaba una sorprendente sombra. Intenté llamar por teléfono, pero no tenia cobertura. Salimos de aquel sitio.
Nos sentamos en un banco del parque a pensar, hasta que escuchamos un extraño sonido. Una especie de “¡Ay!”. Era claramente un grito de una señora. Resultó ser una anciana que estaba aporreando la pared con su bastón porque decía que era una sombra con forma humana. Viendo su estado de nervios nos la llevamos al coche. Al arrancarlo no tenía gasoil y tampoco batería. Yo me tuve que ir al desguace y mi hermano a la gasolinera.

Mi padre dijo de sacar al perro a pasear y pues este podría olfatear a todo el mundo y él vio una huella de un pie bastante grande y los seguimos. Ya eran las ocho de la tarde. Después de una larga caminata el perro levantó la pata derecha y el hocico apuntando al frente. Pasamos a una gran nave de la fabrica de Adidas y estaban Papa Noel con su reno y los Reyes Magos con sus camellos. Pero al vernos desaparecieron dejando un polvo bastante extraño en la nave.
Llamamos a la policía y al instante se presentaron. Trajeron al perro policía, olfateo el polvo y encontró donde se encontraban. Al parecer estaban en el Alcampo robando las uvas.
Los arrestaron y les sometieron al interrogatorio y dijeron donde estaban. Todos los habitantes del barrio.
Los soltaron y pudimos comprar las uvas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿QUÉ TE HA PARECIDO?