Que tiemblen Edgar Allan Poe, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges... pues ya están aquí los "relatistas" del futuro.

Desde un rincón de Vallecas, derrochando creatividad mientras buscan su estilo, tengo a bien presentarles estas pequeñas joyas literarias. ¿Quién sabe si será el comienzo de algún gran escritor?

Mientras salimos de dudas estos jóvenes "cuentistas" continuarán sacándole punta al lápiz.

viernes, 5 de diciembre de 2014

LA TORTUGA Y SUS CUENTOS


Soy una tortuga muy guapa. La liebre es mi enemiga y se ríe de mi porque soy lenta Yo soy lenta pero soy una tortuga y eso es normal. No me gusta que se rían porque tengo sentimientos. 

Yo pensé- “¿Y  si  la liebre y yo hacemos una carrera?” Me acerqué a la liebre y le dije “¿Hacemos una carrera?” La liebre dijo que si. 

Empezó la carrera y Caperucita dijo: “6, 5, 4” el Gato con botas dijo: “3, 2,1”. Corrimos y corrimos mucho y de pronto empecé a volar y me llevó a otro cuento. Era el de Cenicienta. Yo vi a Cenicienta llorando porque sus hermanastras le rompieron el vestido y entonces supe que el hada madrina era yo y de pronto tenia poderes. Le hice un vestido azul y zapatitos de cristal. 

Se fue al baile  y sonó el reloj y yo me fui a otro cuento. Fui al cuento de Juan sin miedo, un niño que no sabe qué es el miedo. Yo le dije: “¿como te llamas?” 

–“Me llamo Juan” 

–“Yo me llamo la tortuga parlanchina, ¿nos hacemos amigos?, pues ya lo somos.”

 _”¿Tu conoces  la historia de “La liebre y la tortuga”? Dijo Juan sin miedo.

 –“Es  que te pareces tanto a la tortuga…” 

-“Si, me lo dicen mucho. Me tengo que ir, adiós.”

 Empecé a volar y a volar  hasta que llegué a mi cuento. Cuando abrí  los ojos, vi a la liebre corriendo a lo lejos. Yo empecé a correr porque la liebre iba a ganar la carrera. 

La liebre se empezó a cansar y se sentó debajo de un árbol a dormir porque pensaba que iba a ganar la carrera. ¡Es mi momento! Voy a intentar ganar la carrera. Intento correr todo lo que puedo pero soy lenta porque soy una tortuga. Poco a poco veía la meta y creía yo que nunca iba a llegar.

 Cuando pasé por donde estaba la liebre la vi dormida y pensé que toda la vida me estaba pasando muy rápido y dejé de correr. Y  la liebre se despertó y me vio pasando la meta, se puso a correr para que yo no ganara y ¿sabes quien gano? ¡la liebre!... Es broma, gané yo. Desde entonces la liebre no se mete con nadie.

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