Hace mucho tiempo, yo vivía en un bosque en
una casita con mis seis hermanos; éramos muy felices, todos los días íbamos
a trabajar a la mina y por la tarde volvíamos cantando a nuestro hogar.
Un día, al llegar a casa nos encontramos que había entrado alguien;
con mucho miedo pasamos despacito y sorprendidos nos encontramos con
una bella niña durmiendo en nuestras camas.
Se llamaba Blancanieves y nos contó que su madrastra la quería matar.
Nosotros le dijimos que se podía quedar a vivir en nuestra casa, que allí, no
la encontrarían y sería muy feliz.
Pasaron los días y todos éramos muy dichosos
con nuestra nueva amiga Blancanieves, ella también estaba muy contenta y
tranquila.
Una tarde, cuando volvimos de la mina,
encontramos a Blancanieves caída en el suelo, parecía muerta. Llamamos a los
animalitos del bosque y la pusimos en una urna de cristal llenas de bonitas flores.
Estábamos todos llorando, cuando de repente
apareció un hermoso príncipe a lomos de su caballo. Se acercó a la urna
de cristal y al verla
tan bella le dio un beso en la frente. Blancanieves que se había
atragantado con un trozo de manzana envenenada, despertó al instante y se le
quitó el hechizo.
Yo, de la emoción pude hablar y exclamé “¿Qué
te ha pasado?” y Blancanieves nos
explicó que una anciana le había dado una manzana y que al morderla se había
desmayado.
Blancanieves y el príncipe se casaron y fueron
felices en su reino. A mi me llevaron a vivir con ellos, yo ya podía hablar. Al
pasar los años, tuvieron una hermosa niña con la que yo jugaba mucho. El día
que su hija cumplió dieciocho años, se pinchó el dedo con una aguja y quedó
hechizada con un maleficio, que le hizo la bruja mala que no había podido matar
a Blancanieves y ahora quería destruir a su hija.
Yo avisé al hada madrina de Blancanieves y
ésta, suavizó el maleficio y en vez de morir la niña, caímos todos en un
profundo sueño durante cien años.
Al cabo de este tiempo, un príncipe que
paseaba por los alrededores del castillo, vio todo en silencio y extrañado,
entró a ver qué nos sucedía.
Al encontrarse a todas las personas de palacio
durmiendo, no podía creerlo y pensó que allí había ocurrido algún
encantamiento. Estuvo pensando como deshacerlo pero no se le ocurría nada,
probó a cantar, probó a soplar, probó a saltar…. Pero nadie despertaba.
Hasta que al fin entró a los aposentos de mi
princesa y la vio tan dulcemente dormida que no pudo evitar darle un beso en la
frente. Al instante despertó y yo también, y después fueron despertando una a
una todas las personas de palacio y del reino.
El príncipe y la princesa se casaron y se
fueron a vivir a su país donde tenían que reinar. Me querían llevar a mí con
ellos, pero yo les dije que no, que yo debería permanecer toda la vida con
Blancanieves, pues así lo había prometido cuando la conocí.
Celebramos una bonita boda que duró tres días
con tres noches, donde hubo bailes, juegos, competiciones, un maravilloso
banquete… Después los príncipes, se despidieron de los reyes y marcharon a su
reino donde vivieron felices, para siempre, y yo me quedé con Blancanieves en
el castillo, vigilando que la bruja mala no volviera a hacer ningún hechizo.
Y colorín colorado, con estos cuentos un buen
rato hemos pasado.
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