Que tiemblen Edgar Allan Poe, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges... pues ya están aquí los "relatistas" del futuro.

Desde un rincón de Vallecas, derrochando creatividad mientras buscan su estilo, tengo a bien presentarles estas pequeñas joyas literarias. ¿Quién sabe si será el comienzo de algún gran escritor?

Mientras salimos de dudas estos jóvenes "cuentistas" continuarán sacándole punta al lápiz.

miércoles, 4 de junio de 2014

LA UNIÓN HACE LA FUERZA (RELATO GANADOR DE QUINTO)

Un día oí decir al granjero que me iba a entregar a su hijo pequeño, mientras que a los otros les dio la granja y la paja. Yo estaba muy contento, pero mi amo, el marqués, no tanto.

Él y yo fuimos a pasear por el bosque y se durmió debajo de un pino. Yo vi que tenía una cuerda mágica con la que hice una espiral en el tronco de un árbol, salté con todas mis fuerzas dentro de ella y me transporté al cuento de La liebre y la tortuga. La liebre roncaba profundamente, la cogí con cuidado y salí de allí.


Por el camino me encontré a la bellísima princesa Yasmina y me dijo: - querido gato necesito que me prestes esa liebre -, yo le respondí: - ¡claro, te la daré! La princesa muy contenta se la llevó y me comentó: “Hoy voy a dar una gran fiesta en mi palacio, ¿te gustaría venir?”. - No puedo – le contesté, pero le diré a alguien que vaya a bailar contigo.

Me fui rápido al pino donde estaba mi amo y al verlo un poco triste le animé a que fuese a la fiesta a la que iba a asistir DJ Pinocho y que podría bailar hip hop con la princesa. Mi amo sorprendido e intrigado accedió.

Llegada la noche nos presentamos en el palacio del rey. Ahí vimos a Yasmina que bailaba animadamente junto con la liebre y al verla empujé a mi amo para que fuera a bailar con ella.
A altas horas de la madrugada se acabó la fiesta, estábamos muy cansados de tanto bailar y nos fuimos a casa. Yo, como no podía dormir, estuve pensando durante mucho tiempo la bonita pareja que hacían mi amo y la princesa e ideando la mejor manera para que se pudiesen casar.
Me desperté muy temprano al día siguiente y, de pronto, me di cuenta de que la liebre, durante el baile, se había metido, para descansar, dentro de la chaqueta de mi amo. La saqué y le conté mi plan:

“Necesito derrotar al Gigante Egoísta y poder darle oro a mi amo y un castillo si quiero que se pueda casar con Yasmina, ¿me ayudarás?”.

La liebre me respondió que así lo haría. Me guió al cuento de Pulgarcito para solicitarle su ayuda ya que era muy pequeño y se podía meter en cualquier lado. Pulgarcito nos prometió su colaboración, aunque nos dijo que tendríamos que visitar también a El flautista de Hamelín.

Al llegar al pueblo de Hamelín nos costó encontrarle y después de mucho buscar dimos con él en un bar flamenco de la Plaza Mayor. Le contamos lo que habíamos planeado y se unió a nosotros.

Todos juntos y cada uno con su papel bien aprendido fuimos al cuento de El Gigante Egoísta. Al entrar lo vimos muy enfadado y con la voz gruñona nos dijo: “¡eh vosotros!, ¿qué hacéis en mi castillo?”. Yo le respondí: “Mmmmmm, me han contado que tienes mucho oro y venimos a pedirte un poquito”.- “Ja, ja, ja” – rió el Gigante. “Ni loco, ¿creéis que os voy a dar mi castillo y todo mi oro?”. Mientras yo le entretenía di una señal a mis amigos para que empezaran la acción.

El  Flautista comenzó a tocar con un sonido muy chillón, que hizo al Gigante taparse los oídos. Pulgarcito ideó llenar cuatro pequeñas bolsitas de harina. Se las tiró en la cara dejándolo casi ciego y la liebre aprovechando la situación en la que se encontraba el Gigante, lo empujó hasta hacerlo caer desde la ventana al foso de palacio donde se ahogó.

Así fue como todos juntos logramos vencer al malvado y conquistar sus riquezas.


Un tiempo más tarde, cuando el castillo estaba ya limpio y decorado, mi amo se casó con Yasmina y así la princesa llegó a ser marquesa.

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