
Un día aquella niña se enamoró de un niño llamado Pedro, era alto, rubio y con los ojos azules. Cuando llegaron al colegio, tenía mucha vergüenza de acercarse a él y empezaron a sospechar un poquito de que estaba por él. Sus amigos (por cierto) le ayudaron con ese tema pero ella insistía.
Le dijeron que le pidiera salir, que no tuviera miedo, y ella puso en marcha el plan: al pasar un tiempo, Pedro le dijo que sí, pero que no se lo contara a sus padres ni hermanos, ni a nadie.
Cuando llego a su casa, la madre le preguntó qué la pasaba, que por qué estaba tan contenta. Ella respondió que había tenido un día muy bueno. La madre lo estuvo comentando en el colegio y finalmente lo descubrió todo.
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