Érase una vez una niña llamada Marisa, que le gustaban mucho los poemas, lo que no soportaba era que la mintieran.Un día aquella niña se enamoró de un niño llamado Pedro, era alto, rubio y con los ojos azules. Cuando llegaron al colegio, tenía mucha vergüenza de acercarse a él y empezaron a sospechar un poquito de que estaba por él. Sus amigos (por cierto) le ayudaron con ese tema pero ella insistía.
Le dijeron que le pidiera salir, que no tuviera miedo, y ella puso en marcha el plan: al pasar un tiempo, Pedro le dijo que sí, pero que no se lo contara a sus padres ni hermanos, ni a nadie.
Cuando llego a su casa, la madre le preguntó qué la pasaba, que por qué estaba tan contenta. Ella respondió que había tenido un día muy bueno. La madre lo estuvo comentando en el colegio y finalmente lo descubrió todo.
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