Lo mejor sería acudir a alguien -¿pero a quien?-claro, a un asesor de belleza para que me recomiende un producto adecuado para recuperar mi cabello, eso sería genial. Al final para que nadie se diera cuenta de que estoy sin pelo, me puse una peluca. Me fui en taxi y me llevó hasta una peluquería.

-¡Claro, tal vez pueda ayudarla!-contestó el peluquero. Y le recomendó un producto que dijo que le ayudaría mucho.
Entonces se lo echó, y en un solo día recuperó su cabello.
-¡Qué bien, por fin he recuperado mi cabello!-pero lo que le extrañaba era cómo perdió su pelo.
-¡Claro!- ayer hubo una fiesta y me echaron un producto en la cabeza por equivocación.
Al final, se sintió muy contenta de haber recuperado su cabello.
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