Hace muchos años, en un pueblo había una niña a que la llamaban “supervaliente”. Ella formaba un grupo de música, pero en cuanto escuchaba un grito de socorro desesperadamente lo dejaba y enseguida acudía. Y así iban naciendo más y más niños, y claro, más enemigos.
En el siglo XX, solo quedaba un niño superhéroe .Tenía 15 años cuando le empezaron a salir los poderes, fue ahí que cuando empezó la lucha. El niño ya se había convertido en adulto y entonces llegó su enemigo que se llamaba “el supervillano”.
Lucharon y lucharon y ninguno de los dos ganaba. Entonces se les ocurrió a los dos ir a consultar a sus maestros. El maestro probó con ejercicios de entrenamiento para el superhéroe, mientras el maestro del supervillano le decía que encontrara su punto débil y que lo destruyera.
Se dio cuenta el superhéroe de que su enemigo le estaba persiguiendo.
Un día oscuro con niebla, el supervillano estaba como loco buscando como destruir a su enemigo con un artilugio mágico y cosas de esas hasta que encontró el artilugio más adecuado.
Se enfrentaron cara a cara, pero el supervillano estaba con su artilugio nuevo.
- ¿Cuál va a ser tu invento esta vez? – dijo el superhéroe.
- Un anillo. ¡Jajajaja!- dijo el supervillano con risa malévola.
Lucharon con fuerza, el superhéroe con las tácticas que había practicado con su maestro y el supervillano con el anillo que había construido.
Sus maestros estaban orgullosos de lo que habían hecho.
- ¡Tú, ladrón de poder!- Exclamó el maestro del supervillano.
- ¡No voy a hacerte caso!- le dijo el maestro del superhéroe.
El superhéroe estaba a punto de ser vencido pero por estar distraído, el supervillano lo venció. Y así acabó la lucha.
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