Torpecín, se llamaba así porque siempre tenía muchos problemas. Sobre todo siempre pero siempre tenía agujeros por todos los lados: por las rodillas, por abajo, por atrás… El dueño de Torpecín se lo ponía porque le resultaba cómodo pero a la vez no le gustaba porque se caía siempre al suelo, sobre todo a los charcos sucios, con barro, en la carretera… Daba mucho asco.Un día, intentó solucionar sus problemas, y habló con las otras prendas de vestir que tenia ese señor. Quedó de acuerdo con camisetas, calcetines, bufandas, pero sobre todo con pantalones de pana, de chándal y vaqueros. Se anudaron entre todos como pudieron, cuando su dueño abrió la puerta para irse a comprar, se escaparon todos por la ventana donde los vendieron en el rastrillo de segunda mano y fueron felices con sus nuevos dueños.
Acaba muy bien, buen final. Nacho
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